
Lo que llamamos de Edad Media es el periodo comprendido entre la deposición
del último soberano del Imperio Romano de Occidente, Rómulo Augústulo (476,
siglo V), hasta la conquista de la ciudad de Constantinopla por los turcos
(1453, siglo XV), periodo que pone fin al Imperio Bizantino.
La Edad Media estuvo caracterizada por las numerosas invasiones
territoriales, guerras frecuentes y la amplia influencia de la Iglesia. Con la
aparición del Renacimiento, en el siglo XVI, el periodo pasado fue conocido
como Edad Oscura o Edad de la Fe. El término Edad Media procede del término
latino aevo. Durante el siglo XV, el humanismo dividió el latín en tres
categorías: latín clásico, latín bárbaro y latín de los humanistas. Entre el
latín clásico y su redescubrimiento, hubo una variante del latín que huía de
otros patrones de la Antigüedad Clásica,
conocido como latinitas media. La expresión medievo surgió de este latín.
En el siglo XVI algunos pensadores han teorizado la Edad Media como un
período de declive. Una fase de la historia en la que, a causa
de la interferencia religiosa, la ignorancia prevalece. En el siglo siguiente,
la Edad Media comenzó a tener reconocido su valor. Europa experimentó un
período conocido como el Romanticismo, un momento
en que la sensibilidad afloró. Los románticos buscaban una identidad nacional y
una mayor aproximación del pasado con el intento de entender mejor el presente.
Ya en el siglo XX fue cuando la Edad Media comenzó a ser reconocida como un
periodo de descubrimientos que transformó el entorno. Además de ser la fuente
de nuestra mezcla de viejos valores con los pueblos germánicos, fue en la Edad
Media cuando se crearon las ciudades, naciones, estados, universidades, fábricas,
máquinas e, incluso, las revoluciones
.
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